Algunos consumidores no se distinguen por utilizar de manera racional las tarjetas de crédito; de modo inconsciente determinadas personas las consideran como "un pozo sin fondo", ya que continúan dando dinero aunque no se posea en realidad. Esta actitud provoca que las deudas de los usuarios aumenten, poco a poco, mientras siguen gastando. Las facilidades que dan los bancos animan aún más a sus clientes, y es fácil que muchos acaben endeudados en poco tiempo y deban a su entidad elevadas sumas de dinero.
No endeudarse en exceso y controlar el gasto es posible. Para ello, una buena idea, especialmente en épocas de crisis económica en la que tan fácil resulta "tirar" de tarjeta, es limitar las compras a crédito y adquirir los productos sólo cuando se tenga el dinero suficiente para hacerlo en efectivo.
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